Navidades calientes.
¿Que os parecería entrar en vuestra habitación un 24 de diciembre a las 7:00, después de un viaje de autobús de 10 horas para pasar la navidad con tu familia, y encontraros a un tipo en calzoncillos rabilando con una notebook sobre sus partes pudientes? Pues así me conoció Cristóbal, tercer hijo de Carmen y Oscar. Tiene 27 años y esta estudiando en Buenos Aires algo sobre agricultura sostenible ( perdona Cristóbal mi inesactitud).
Tarde de 24 de diciembre, metido en la piscina , esto no parece navidad, no hace frio, no hay luces por las calles ni suenan villancicos.
Luna os desea Felices Fiestas
Van llegando los comensales. Si no me equivoco son todos parte de la familia de Oscar: hermanos/as y allegados/as, sobrinos y madre. Demasiados nombres de golpe jeje.
Con la broma de ser el invitado me enredan y acabo leyendo la oración que la abuela preparó para bendecir la cena, hago lo imposible por no reírme demasiado mientras me van metiendo puyas. Consigo salir medio airoso de la situación, uuffff.
Lo azul es una lupa, por si se me ocurría saltarme algún párrafo jajaja.
Un montón de comida, postres, champagne... y ¡un regalo bajo el árbol para mi!. Un libro, Crímenes Imperceptibles, muy buena pinta. Este Papa Noel es la leche, no se le escapa una.
Los que hayáis estado en Raíces alguna vez fijaros en el cuadro que esta detrás de Gastón.
Antes y durante la cena ha estado lloviendo, por un momento las ganas de salir casi se desvanecen, pero remontamos y nos vamos Baltasar, Gastón, Cristóbal y yo a casa de un amigo de ellos. Nos dan como las 5:00 entre fernet y fernet. Conseguimos unas entradas para la que se anunciaba como "La Megafiesta del Año". Craso error amigos míos.
Casi amaneciendo llegamos a la entrada de la finca. Vamos cuatro coches en caravana, en el primero van las entradas de los del segundo, en principio pequeño contratiempo, pero la realidad es que nos va a pesar bastante. Yo paso en el coche número tres con Baltasar y como ocho chicas subidas a la caja del pickup, a nosotros nos piden las entradas, las mozalbetas al parecer no la necesitan. ¡Estamos dentro!. Oh oh, han parado a Gastón y Cristóbal.
¿A que nadie sabe lo que es un patova?. A mi no se me olvidara jamás. Aquí les dicen a los porteros de discoteca, y como en todos lados aquí también los hay que deberían estar limpiando pocilgas con la lengua en vez de velando por la seguridad de la gente.
¿A que nadie sabe lo que es un patova?. A mi no se me olvidara jamás. Aquí les dicen a los porteros de discoteca, y como en todos lados aquí también los hay que deberían estar limpiando pocilgas con la lengua en vez de velando por la seguridad de la gente.
Pues eso, un patova con sus masillas jugadores de rugby, tienen ganas de acabar la nochebuena comportándose como gorilas, y se presenta la ocasión cuando Gastón y Baltasar les comentan el desliz con las entradas. Curiosa casualidad que también nosotros cuatro, en menor o mayor medida sabemos lo que es entrenar y jugar rugby. Para cuando paramos la furgoneta ya esta montada. Gastón ya recibió una del patova, el resto las esquiva sin problema, entrenó varios años creo que kick boxing. Intentando parar el jaleo a Baltasar y a mi nos caen un par de "yoyas" que ni marcan ni apenas duelen. Gastón y Baltasar son capaces de subirse al coche y salir del recinto, perdón, escapar del recinto, no sin antes ser zarandeados y zafarse de los golpes que les lanzan ya subidos al coche.
Tras la descarga de testosterona, los cabestros parecen que se quedan medio relajados, y ahí acaba la parte de violencia absurda e injustificada de la noche. A los civilizados nos queda un rato de nervios e indignación y de hablar con la policía.
Yo soy un poco tirillas, pero cualquiera de mis primos creo que podrían haber contestado más que suficientemente a cualquiera de los ataques por separado, pero todos coincidimos en que de haber respondido a los golpes, debido al estado de sobrexcitación absurda, ¿estarán en época de berrea?, y a la cantidad de animales irracionales que nos rodeaban, alguno de nosotros habría tenido de menú de navidad papilla o suero, y que se lo habrían servido en el hospital.
Quedaros tranquilos que lo peor de todo fue la impotencia. Impotencia por el uso absurdo e indiscriminado de la violencia, por ver a gente totalmente desequilibrada cumplir funciones que tan solo gente realmente preparada psicológicamente debería estar desempeñando, en definitiva, por que sin comerlo ni beberlo te ves inmiscuido en una situación en la que ninguno de nosotros tendría que haberse visto.
Quedaros tranquilos que lo peor de todo fue la impotencia. Impotencia por el uso absurdo e indiscriminado de la violencia, por ver a gente totalmente desequilibrada cumplir funciones que tan solo gente realmente preparada psicológicamente debería estar desempeñando, en definitiva, por que sin comerlo ni beberlo te ves inmiscuido en una situación en la que ninguno de nosotros tendría que haberse visto.
Para cuando mis rodillas dejan de castañetear ya casi me río de la situación que solo quedó en una pésima anécdota para contar en el blog.
-"Buenos días Juan. ¿Qué tal ayer de fiesta?. ¿Dónde fueron?". Pregunta Carmen.
-"Buenos días, lo pasamos muy bien. En casa de un amigo de los chicos y después a la fiesta, pero estuvimos poco, llegamos bastante tarde." Ahí eche el primer capotazo, no seré yo quién levante la liebre jajaja.
-"Buenos días Cristóbal. ¿Qué tal lo pasaron ayer?". Se interesa Carmen por su hijo.
-"Muy bien, en casa de un amigo".
-"¿Y la fiesta?". Pregunta Carmen.
-"Llegamos muy tarde, estaba todo embarrado y no entramos". Respuesta que no parece levantar sospechas, se ve que la noche fue dura para todos.
Poco dura la historieta sin salir a la luz.
Repiten a comer gran parte de los invitados de la noche, y unos por otros acaba por salir todo. Ningún drama más allá de la incredulidad y el fastidio de tener que ir a la policía. Repito, ningún daño a tener en cuenta.
Bromeamos pasar la tarde practicando defensa personal en grupo, vale más reírse. En vez de eso la pasamos en la comisaría poniendo la denuncia.
De todas las maneras posibles una navidad increíble.
Mil gracias a mi familia bahiense por aguantarme y tratarme durante una semana como a uno más.
Bromeamos pasar la tarde practicando defensa personal en grupo, vale más reírse. En vez de eso la pasamos en la comisaría poniendo la denuncia.
De todas las maneras posibles una navidad increíble.
Mil gracias a mi familia bahiense por aguantarme y tratarme durante una semana como a uno más.
¡FELICES FIESTAS!