¿Y ahora?. Me dejan delante del hostel Independencia, es el primero de la Lonely Planet. Ni una cama. A lo largo de la Avenida Independencia hay un montón de hostels. El siguiente es el Hostel Patagonia House, aquí pasare mi primera noche en Punta Arenas. Es un lugar bastante deprimente, medio abandonado, o a medio arreglar.
Pregunto por un lugar para cenar y me mandan a un par de cuadras. Merluza frita con ensalada. Bien rico.
De vuelta al hostel, leo en el couchsurfing una invitación para Punta Arenas. Cristian Paredes esta dispuesto a hospedarme. Mañana cambio de domicilio.
A la mañana siguiente me voy con uno de los huéspedes del hostel a la zona franca. Ha de pagarme la noche que acaba de pasar, no tengo un peso chileno. De la que pasamos por el primer cajero le devuelvo los 7.000 pesos que cuesta la noche.
En la zona franca debo decidir que hago de ahora en adelante, como quiero seguir el viaje. Me decanto por comprar un buen equipo de acampada. De aquí en adelante me hecho al campo.
Consigo hablar con Cristian, mi nuevo couch. En siete minutos pasa a recogerme.
Vive en una casa en la esquina de Colon con Sahuenza. Tiene alojado a Iosu. Un chico de Navarra que contacto con el por Hospitality Club, una pagina tipo al Couchsurfing.
Iosu lleva como un mes viajando por acá, pero antes estuvo unos meses por el sudeste asiático.
Hoy es el cumpleaños de Iosu y de noche hacemos una fiestecilla, con asado incluido, en casa de la madre de Cristian. Nos juntamos con unos amigos de Cristian. La fiesta se alarga hasta la hora de comprar el pan.
Plaza Esmeralda, besando, más o menos, el pie del indio.
Con Cristian. ¡Gracias Iosu por las fotos!.
Decidido, mañana nos vamos para Puerto Natales Iosu y yo.
A eso de las 9:00, Cristian nos lleva a la salida de la ciudad, a la gasolinera. De alla, un militar nos lleva unos 10 km.
Cosa de dos horas lloviendo. Iosu esta a punto de abandonar cuando para Jaime. Es de Puerto Natales y ha venido a recoger un perrito que ha comprado.
Va para Puerto Natales y nos lleva. Allá tiene un cyber.
Puerto Natales
Viernes 8 de febrero.
Hay que buscar alojamiento. Por el couchsurfing me ha contestado Couchsurfing House Family. En su casa siempre hay sitio para dormir. Hacia allá nos encaminamos.
Gloria y Oscar, viven con sus hijos Enzo y Alyson, y Jasper, un perro que por desgracia no dejan salir nunca a la calle, ni para hacer sus necesidades. No hace falta decir más que que toda la casa esta enmoquetada...
Son gente encantadora y servicial, pero el hecho de que tengan una agencia de turismo en la que te "invitan" a comprar las excursiones, enturbia un poco el espíritu couchsurfing.
De noche llegan Eva, de La Rioja, y Antonia, de Alemania. Iosu y yo decidimos irnos el domingo para el Parque Nacional Torres del Paine con las chicas. Cuatro días de caminata para hacer el trekking de la W.
Sabado de "fiesta de prau". Festival costumbrista chilote de Puerto Natales. Hay que pagar veinte pesos para entrar al recinto, donde hay un pequeño escenario y todo al rededor puestos de comida.
Nos decantamos por milcao (masa de patatas crudas y cocidas rellena de carne), curanto (pollo, mejillones, almejas y algún ingrediente más, todo ello dentro de una redecilla y cocido). Unos alfajores y unas roquillas de postre. Todo regado con un par de botellas de vino chileno.
La sobremesa estuvo amenizada por música tradicional en directo.
¡Folixa chilena!.
Nos vamos para comprar la comida de los próximos cuatro días. El menú estará compuesto por barritas energéticas y latas de atún y sardinas, básicamente.
Parque Nacional de Torres del Paine
Domingo 10 de febrero.
A las 7:00 pasa puntual una furgoneta que nos llevara junto con nuestras pesadas mochilas, al autobús que hemos contratado con Gloria. Cuando es hora de partir, me doy cuenta de que he olvidado mi pasaje en la casa. Ni me lo piden al salir, y para la vuelta me dan un resguardo. En mi linea.
Ingresamos en el parque, y el bus nos acerca hasta el Lago Pehoe, donde un catamarán nos lleva hasta el Refugio Paine Grande, comienzo de esta aventura.
Once kilómetros de caminata para ir tonificando las piernas, y llegamos al Refugio Grey. Después de montar nuestras tiendas, y dejar las mochilas, continuamos algo menos de una hora, ansiosos por encontrarnos cara a cara con el Glaciar Grey.
Buena parte de el camino, ha transcurrido entre los restos del incendio que arrasó hace un par de años parte del parque. Un descuido con la cocinilla de gas en una zona de camping no permitida, le quitan a nuestra aventura parte de la belleza que el lugar nos podría brindar.
Con una partida de cartas al "Jasper", versión painense del chupa dos, en la tienda de Iosu, damos por finalizada nuestra primera jornada.
Amanece lloviendo, y decidimos dormir media hora más. A las 6:30 nos ponemos en funcionamiento. Una hora después comenzamos a desandar lo caminado ayer, once kilómetros. El sendero conocido siempre parece menos.
Desde el Refugio Paine Grande caminamos, durante siete kilómetros y medio, hasta el Campamento Italiano. Bordeamos el lago Skottberg, y en cruzando el río Frances llegamos a nuestro próximo campamento.
Se supone cerrado, pero si llegas a el después de las 19:00, no te dejan salir, por lo que acampas allá. Pensando en hacer esto, dejamos nuestras mochilas y nos vamos a recorrer el valle Francés, a excepción de Antonia, que las rodillas le están dando guerra y prefiere descansar.
Son cinco kilómetros y medio te tortuosa subida hasta el Campamento Británico. Cuando llevamos cerca de una hora, en un bonito mirador desde el que se ve el Glaciar del Frances y los desprendimientos de nieve del mismo que retumban como truenos, Iosu y Eva deciden no continuar.
No me paro en el Campo Británico y sigo hasta el mirador que se encuentra a dos kilómetros. Casi se necesitan las manos para ascenderlos, pero la vista es increíble.
Vuelta al Campamento Italiano, otros cuatro kilómetros y medio. Los chicos ya han montado sus carpas, incluso alguna ya debe estar dormida. Monto la mía, un poco de cena, y a descansar.
A las seis nos ponemos en funcionamiento. Hoy nos espera un largo trecho.
Unos veintiún kilómetros hasta el Campamento Chileno, Bordeando todo el Lago Nordenskjold, en una caminata mucho más agradable, el fuego no ha calcinado esta zona.
Comemos y descansamos en el Chileno, incluso mis compañeros se dan una ducha. Una partidita a la escoba con un sherpa, que nos gana estrepitosamente. Un te calentito que nos brinda Antonia y a continuar.
Cinco kilómetros más y llegamos al Campamento Torres, lugar donde pasaremos nuestra última noche.
Iosu y yo nos animamos y subimos al Mirador de las Torres, unos cuatro kilómetros de camino que parece acabe a las puertas del cielo.
La tarde esta nublada, pero podemos ver las Torres casi al completo. Volvemos al campamento. A dormir que mañana a las 5:00 suena el despertador.
Último y esperado día. Me duermo un poco, pero salgo justo a tiempo cuando Eva viene a buscarme.
Aun de noche y los frontales se ven danzando camino de la base de las Torres del Paine. Unos cuarenta y cinco minutos y a esperar, lo más cómodo que cada uno pueda, el momento mágico. Parece que las nubes nos dejaran ver el juego que el sol y la roca están por enseñarnos.
Vuelta al camping, armar la mochila y último tramo. Unos veinte kilómetros hasta la entrada del parque. Acelero el paso y tomo la delantera. Al llegar a la Hostería Las Torres, me confundo y calculo que ando unos ocho kilómetros de más, entre andar y desandar lo errado. Con todo soy el primero en llegar a administración del parque.
Esperamos unas horas y autos Gomez nos devuelve a Puerto Natales. Cena en casa de Gloria y final de mi estancia en estas tierras chilenas.