viernes, 26 de abril de 2013

¡Lindo Valparaiso!

Santiago


Llego a mi tercera capital sudamericana. El subte me lleva hasta la Avenida Ahumada, una de las peatonales principales del centro.
En la oficina de turismo me dicen de varios hostels. Me encamino hacia la calle Jose Miguel de la Barra, donde tras una cerveza y un poco de WI-FI, me instalo en el Hostel de la Barra.
Paseo por el Cerro Santa Lucia en la tarde, y tras la cena, por el barrio Lastarria, donde hay un montón de restaurantes.
Hablo un rato con una de mis compañeras de dormitorio. Es estadounidense, y esta aquí para dar clases de ingles. Su primera idea era irse a España, pero los tiempos que corren no ayudan.
El hostel está muy bien pero no me acaba de convencer.

Me levanto y tras el  check out, me voy hasta la Plaza de  Armas, donde pregunto en el Hostel Plaza de Armas. Está en uno de los edificios que forman la plaza, muy antiguo. La última planta esta totalmente reformada para el hostel. Aquí me quedo. Dejo la mochila y me voy a pasear.
Entro en el Museo Histórico Nacional, que hoy domingo es gratuito.




Caminando paso por el Museo de Arte Contemporáneo que esta abierto y tampoco hoy cobran entrada.





Me encamino hacia el barrio bohemio de Bellavista. Hay un montón de centros culturales, bares y restaurantes, con todas sus fachadas pintadas con murales.





Mote con huesillo. Bebida típica de chile sin alcohol. Un liquido acaramelado con trigo y una especie de pequeño melocotón en cada vaso. Refrescante.



Tras comer algo, emprendo camino hacia el otro lado de la ciudad, hacia el oeste. Acabo en la Plaza Brasil disfrutando de una roda de capoeira.



He averiguado que en el Centro Cultural de España pasan una película dentro del Festival de Cine de Mujeres, El premio. Trata sobre las peripecias de una madre y su hija escapando de la represión durante la dictadura argentina, tras la desaparición del padre. 
Un largo paseo nocturno de vuelta al hostel y a dormir.


Centro Cultural de España.



Decido tomarme un autobús hasta mi próximo destino, Valparaíso, en la costa chilena.

Valparaíso

He quedado con María Jose en la puerta del Lider Express de Bellavista, en el medio de Valparaíso.
Me tomo el trolebús y mientras espero a Jose, busco un artesano que me arregle la pulsera que me regalo Fernando en Puerto Mont. Lorna me quita el enganche aparatoso que traía la pulsera y me la cose para la eternidad en mi muñeca. Pasaré en varias ocasiones por el puesto de Lorna, pero no la volveré a encontrar.
Un largo paseo la fantástica Valpo. La ciudad más bonita de las que he conocido. Esta llena de vida, de colores, me recuerda en algún caso a Lisboa. Es un poco sucia, pero creo que eso también le imprime su personalidad.
Hay gente en todos lados, un montón de juventud. La costanera está rodeada de cerros, a los cuales se accede por interminables escaleras o ascensores. Hace unos años llegaron a ser casi treinta, hoy solo funcionan nueve. Viejos cacharros que te transportan a lo alto del gran anfiteatro natural que es Valparaíso y dan una idea de lo que fue la ciudad hace varias décadas.
Una cerveza y cenamos una chorrillana. Patatas fritas, huevos revueltos, carne... todo revuelto. El restaurante es una reliquia, como todo Valpo. Tiene a un par de tipos cantando y tocando guitarra y todas sus paredes y vitrinas están llenas de objetos antiguos, así como de fotos que la gente fue y va dejando. Puedes dejar tus impresiones escritas cualquier lugar del bar donde se pueda escribir. Muy auténtico.



Jose preparándose para atacar la chorrillana.

Me lleva a conocer Horcón, un pequeño pueblo pesquero al norte de Valpo. Paseamos por la playa y nos comemos unas riquísimas empanadas de marisco. La cámara estaba en casa... ¡mal!.
De noche partido Chile vs Uruguay con los amigos de Maria Jose, y como el futbol hace amigos, nos vamos al tercer tiempo, recordando mi glorioso pasado en el rugby jajaja.
Una muy buena noche. Cerveza, risas y un montón de charlas, incluida la del colonialismo. Ahí la remé como pude jaja.
Algún que otro paseo más por la ciudad, disfrutando de sus grafitis y sus pintorescas estampas y unas cervezas nocturnas en la playa me sirven de despedida.









Me levanto temprano para irme hacia Mendoza, Argentina, pero todo cambia cuando al hacer la mochila no aparece por ningún lado el pasaporte. No se si reír o llorar, ¿se puede ser más típico?.
Lo doy por perdido, me voy a Santiago para conseguir uno nuevo en la embajada. Antes pongo la denuncia pertinente en la policía chilena.
Colectivo y de nuevo en Santiago.
Esta vez voy de frente al Hostel Plaza de Armas. Bueno, vamos a asegurarnos. Primer bolsillo de la mochila que reviso y ¡bingo!, el pasaporte. ¿Llorar o reír?. Mañana me voy a Mendoza.

Salir andando de Santiago me lleva cerca de dos horas. Llego a la ruta que va para Los Andes y hacia el paso fronterizo Cristo Redentor.
Una pareja joven. 
Otra pareja con sus tres hijas que van a rezar al santuario de Santa Teresita, la pequeña de ellas cayó desde un segundo piso y no se hizo ni un rasguño. Me dan de beber y me ofrecen un bocadillo. Esta claro que no hace falta tener mucho para darlo todo. Rezarán por mi y por mi viaje.
Una familia evangélica. Intentan volver a explicarme como es el tema de Dios. Aunque no nos ponemos del todo de acuerdo, se acordarán de mi en sus oraciones. ¡Imposible que me ocurra nada!. ¡Tengo de mi lado a todo lo divino!.
Un camión me deja a los pies de los Andes. Se dedican a la cría de burros para la producción de charqui. Carne seca y machacada que se come tipo aperitivo, no está del todo mal. Además compran y secan uva.
Otra buena caminata, cosa de una hora cuesta arriba, hasta que me levanta un hombre. Me confiesa que se acaba de fumar un porro, la verdad es que se le perdona... Hace dos días encontró a la chica con la que llevaba varios años con un amigo suyo en su casa. Me deja en la última estación de servicio antes de cruzar la frontera.
La ruta esta en obras. De 07:00 a 20:00 solo se puede pasar de Argentina a Chile. Son las 16:00, así que me queda un buen rato de espera. Se hace más amena hablando con la gente de la estación y comiendo las nueces que hace un rato un hombre me dio al pie de la carretera.
A eso de las 18:00 comienzo a buscar medio de transporte. Después de Varios no, y algún gesto de casi desprecio, debo parecer peligroso y harapiento, vale, harapiento tal vez jajaja (¡no mamá, ando limpio y curioso!), Sebas me dice que me lleva. 
Viene de pasar un par de días con una amiga de compras en Santiago.
Entre el tráfico, la espera en la frontera, la parada para comprar cena y repostar, llegamos a Mendoza a eso de las 02:00.
Un viaje muy ameno. Una muy buena conversación con Sebas.









viernes, 19 de abril de 2013

Lobos marinos a la puerta de casa.

Valdivia


16 de Marzo de 2013. Me acabo de bajar de un camión que transporta aceite de salmón, en algún lugar de la ruta 5 chilena, creo que cerca de Purranque. Un conductor, con muy buena intención, me deja en Puerto Montt, pero en un mal sitio, medio dentro de la ciudad.
Camino hasta una salida hacia la autopista y mientras hago dedo en una parada de buses, aparece un chico holandés.
Me parece casi imposible que pare nadie, y menos estando dos. Apunto de tirar la toalla y tomar un colectivo, nos levanta un hombre. ¡Genial!.
Es contratista. Está construyendo una casa para ricachones por la zona de Panguipulli, en la Región de los Ríos.
Es bastante cerca de Valdivia, y me dejan en la salida de Mariquina. Por último me levanta un hombre en una camioneta. Lleva un carro cargado de leña para pasar el invierno. En Chile, lo más común son las calefacciones de leña, no como en Argentina, donde el gas debe de estar regalado.
Me deja su celular para ponerme en contacto con Ana, mi siguiente hospedadora.
Llego hasta el mismísimo edificio de Ana, pero no llegamos a ponernos de acuerdo por teléfono, y me paso un gran rato esperando. Tengo que pulular por los alrededores buscando WI-FI, y tras varios mensajes desesperados, la veo en la calle.
¡Tengo hogar de nuevo!.
Mientras hablamos preparamos unos burritos casi vegetarianos, no era demasiada la carne que había. ¡Ana, estaban riquísimos!.
Aprovechamos el domingo y nos vamos a Niebla, donde en el mercado compramos unas empanadas y unos jugos naturales, que nos tomamos en la playa del pueblo. Un ratito de siesta, un paseo por la playa y vuelta a Valdivia.




Después del tsunami del 2010 estas señales se pueden ver por todos los pueblos costeros.



En el paseo de la costanera, alimentados a diario por las sobras del mercado de pescados, vive un grupo de lobos marinos. Desde la terraza de Ana se pueden ver.




Paso el lunes paseando por la Isla Teja y entro a ver una película en el cine de la universidad, Jonny cien pesos. Es una película clásica chilena. Me recordó mucho a la Estanquera de Vallecas. Unos tipos que entran a robar una especie de casa de cambio clandestina, y acaba todo de forma rocambolesca, con amor entre secuestrador y secuestrada incluido.
Ana me ha hablado de unas lanchas subsidiadas por el gobierno que van a Quitaqui, un pueblecito como a dos horas de navegación por el río. Me tomo una que sale a las 11:30.
No es un viaje turístico, así que tengo menos de una hora para pasear un rato, y lo hecho acompañando a una mujer mayor que me va contando historias de la zona, descubriendo la vegetación y los frutos silvestres (murras y murtas).





Llego justo a Valdivia para ir al cine de nuevo. Hoy son documentales chilenos antiguos. Varios en blanco y negro y sin sonido. Un poco de historia chilena.
Hoy es mi último día y decido ir a Corral, un pueblito frente a Niebla. Esta en la desembocadura del Río Valdivia, y con sus fuertes, jugo un papel importante en las batallas por la independencia.





Cena de despedida con Ana. Un salmón con salsa de nata con mix de mariscos y vino. Exquisito.
En estos días he visto películas, paseado, cocinado, hablado y reído con mi amiga couchsurfer Ana.


Amanece el 21 de Marzo de 2013 y me hecho de nuevo a la carretera con mi compañera al hombro.
Cruzo el puente de la Avenida Pedro Montt y un huevero me levanta. Trabajó para una empresa repartidora de huevos. Hoy en día tiene su propia furgoneta y clientes, y en mente el montar su propia granja.
Estoy en medio de la autopista, justo en una zona de obras donde los autos deberían reducir su velocidad, pero no parece que nadie quiera parar del todo, hasta que un camión que se incorpora a la autopista para. Me deja en una estación de servicio, donde una pareja de Santiago se apiada de mi.
Tienen una empresa de artículos de publicidad tipo mecheros, bolígrafos (viromen o lapiceras dicen por acá), tazas... Parece que les va bien.
Solo debería ir con ellos unos pocos kilómetros, mi idea es parar en Loncoche para ir hacia la zona de Pucón, hacia la cordillera, pero cuando me dicen que van a Curicó a la fiesta de la vendimia... me decido a ir con ellos.
Cuando les pregunto si me llevan, sin saber donde carajos estaba Curicó, veo sus caras de "este tipo debe de estar loco, lo mismo le da veinte kilómetros que quinientos", pero aceptan. ¡A lo loco!.
De camino hacen una parada en el Salto del Laja para que lo conozca. Son unas pequeñas cataratas en el río Laja. Según me cuentan, antes del terremoto del 2010 llevaban mucha más agua.



Curicó


Ya ha anochecido cuando llegamos. Pregunto en un par de sitios y acabo encontrando el Residencial Alameda. No tiene cartel, lo encuentro preguntando.








En el tremendo sismo de hace un par de años el noventa por ciento de las construcciones antiguas se vinieron abajo, el residencial sufrió desperfectos que aun hoy están subsanando, por lo que no está oficialmente abierto.
No se puede entrar después de las 23:30, ni bebido. El ambiente es super tranquilo y la cama gigante.
Las dos noches que paso ceno en la plaza, en la Fiesta de la Vendimia. Empanadas y anticuchos, una especie de pinchos morunos. Paradójicamente no bebo ni una gota de vino.
Hay conciertos todas las noches de la fiesta y concurso de miss Reina de la Vendimia. Algún concierto me lo banco (lo aguanto en argentino), pero la verdad que el espectáculo del concurso de belleza, con sus bailes en bikini y sus vídeos de presentación, aunque realmente apetecibles, no dejan de recordarme a un concurso de ganado. Carnaza en el escenario.
Para variar, tomo un colectivo con destino a la capital chilena. Santiago me espera.


martes, 2 de abril de 2013

Islas de Chiloé


Chiloé


El autobús se sube a una de las barcazas que unen la Isla Grande de Chiloé con el continente.
Mi primer destino es Castro, capital de Chiloé. Toda esta zona, durante la década pasada, sufrió un gran crecimiento gracias al cultivo intensivo del salmón. Ahora están remontando la crisis que casi acaba con el sector hace un par de años.


Lo más característico de Castro, son sus construcciones palafíticas. Construidas sobre las playas, las casas se erigen sobre retahílas de troncos anclados al húmedo y salino suelo. Llaman la atención sus coloridas fachadas.
Me quedo en el Palafito Hostel. Un palafito nuevo del barrio Gamboa.
Paseando, me voy hasta la entrada de la ciudad, desde donde hay una buena vista de los palafitos. Conozco a Zahia. Una chica francesa que lleva quince meses viajando.
Damos un paseo y cenamos  una tabla de platos de pescado y mariscos de la zona con una botella de vino blanco en Don Octavio.


Barrio Gamboa.






A la izquierda se puede ver el centro comercial que están construyendo, si, la mole de cemento. Lo que nos parece un atentado a la vista y a la arquitectura, a los oriundos les parece un gran avance. Una pena.




Mañana nos vamos en bus a la isla Quinchao.

Tengo que esperar un rato a Zahia, algún problemilla con la mujer de su pensión. Cruzamos a Isla Quinchao en apenas unos minutos en una de las barcazas que transportan los buses, camiones y autos.
El autobús nos deja en Achao. En el puerto un par de barcos se están preparando para salir, cargan víveres. Un par de leones marinos se dejan ver a lo lejos por un momento. Saltan como delfines.
En cualquier pueblo de Chiloé, es obligada la visita a su iglesia, algunas de ellas patrimonio de la humanidad. Son el mayor atractivo turístico cultural.





Tomamos el bus de vuelta hasta Curacó de Vélez. Mires la casita que mires, todas tienen su encanto, su historia escondida tras las escamas de madera que recubren las fachadas.
















"¿Y vos?, ¿de donde sos?" Jajaja.

Pasamos a Isla Grande, a Dalcahue. Estamos a punto de quedarnos a cenar, pero decidimos alquilar un auto para mañana, asi que despues de paserar por su costanera y visitar su iglesia, tomamos el bus a Castro.


Tras llamar y visitar algunos lugares de alquiler de coches, nos rentan un JAC. Hay que devolverlo mañana a las 19:00.
Felices como niños con zapatos nuevos con nuestro coche,nos vamos a cenar a Dalcahue. Yo pido congrio y Zahia salmón.
Los pescados son ricos y frescos, pero la elaboración muy básica, frito o a la plancha, acompañado de papas y poco más.

Son las 8:15, bien desayunado, paso por Zahia. Rumbo a Quellón.
La carretera esta en obras. Algunos tramos están con un solo carril y nos toca esperar nuestro turno. La ida y vuelta se demora bastante.
Quellón tiene muy poco que ofrecer. Paro un rato en un astillero donde están construyendo varios barcos de madera. Me comentan que aun sigue siendo más barata la construcción en madera que en fibra o metal.
Llegamos hasta el Huilliche Mapu, Hito Cero. Monumento que representa el comienzo y/o fin de la carretera Panamericana. 21.000 kilómetros que une Anchorage, Alaska, con Quellón.
Un hombre borrachín nos pide que le llevemos a Quellón de vuelta, podría ser yo, lo llevamos, por supuesto jaja.



Tomamos de nuevo la ruta Panamericana de vuelta al norte rumbo a Cucao, al oeste de la isla, puerta de entrada al Parque Nacional Chiloé.
De camino paramos en Huillinco. La iglesia y las vistas del lago del mismo nombre llaman la atención de nuestros objetivos.



En Cucao nos espera una pequeña iglesia y una inmensa playa.



Chonchi es otro pueblo chiquito en los alrededores de Castro. Su iglesia fue excelentemente restaurada unos años atras. Todas y cada una de las tablas fueron retiradas y recolocadas. 
Aprovechamos para comer unas empanadas de marisco.Deliciosas.



Techo de la nave central. 


Cenefa restaurada.



Vilipulli sera la siguiente iglesia de la lista. Hermosa contrucción y lindo día.


Última parada, Nercón, a pocos kilómetros de Castro. La iglesia esta en restauración, que recuerdos..jeje.



Había decidido por la mañana seguir hoy viaje, así que metí la mochila en el coche.
Me despido de Zahia en la estación, al lado esta su hospedaje, y tomo un micro a Ancud.

Ancud

Es la segunda ciudad de Chiloé, por detrás de la Castro. Se encuentra en la costa sur de la isla, a escasos kilómetros Chacao, puerta de entrada a la isla.
Es medio tarde, apunto de anochecer.
Entro en un camping que está camino del centro de la ciudad. Dos mil quinientos pesos por noche. Tienen un cuartucho vacio, allí voy a montar el campamento.
Dejo la mochila en el bar del camping y me voy a pasear. Llego hasta el puerto de pesca tradicional, desde donde se oye música. Pregunto a unos chicos de que se trata. Es el bautizo de los nuevos bomberos voluntarios. Tanto en Chile como en Argentina, gran parte de los integrantes del cuerpo de bomberos son voluntarios.


El acto es en la plaza principal, donde está la municipalidad y el parque de bomberos. Tienen que hacer una especie de ginkana y al final hacen el juramento al cuerpo.


Vuelvo al camping y resulta que la pareja que lo lleva no esta, y el bar cerrado. Viven al lado,llamo a la puerta y sale la madre de ella y me dice que no puede hacer nada , que lo llame. Increible, que vaya a buscar a no se quién, a no se donde. Se me va hinchando la vena del cuello, cuando aparece el socio, que me da la mochila.
Despues de un buen rato, es capaz de darme la luz.
Monto el vivac y a dormir.


Desayuno unas frutas y voy a conocer el Fuerte San Antonio, donde se firmo la última rendición de los leales a la corona española en Chile.



Pequeño paseo por la costanera, recojo mi mochila y me voy andando de la ciudad por el puente Pudeto, donde me levanta un camión cargado con aceite de salmón, del que me cuenta, se extrae todo el omega3 que te meten en todos los productos mágicos, leches, aceites..., aarrgg.
Con el abandono Chiloé de vuelta al continente.