Llego a mi tercera capital sudamericana. El subte me lleva hasta la Avenida Ahumada, una de las peatonales principales del centro.
En la oficina de turismo me dicen de varios hostels. Me encamino hacia la calle Jose Miguel de la Barra, donde tras una cerveza y un poco de WI-FI, me instalo en el Hostel de la Barra.
Paseo por el Cerro Santa Lucia en la tarde, y tras la cena, por el barrio Lastarria, donde hay un montón de restaurantes.
Hablo un rato con una de mis compañeras de dormitorio. Es estadounidense, y esta aquí para dar clases de ingles. Su primera idea era irse a España, pero los tiempos que corren no ayudan.
El hostel está muy bien pero no me acaba de convencer.
Me levanto y tras el check out, me voy hasta la Plaza de Armas, donde pregunto en el Hostel Plaza de Armas. Está en uno de los edificios que forman la plaza, muy antiguo. La última planta esta totalmente reformada para el hostel. Aquí me quedo. Dejo la mochila y me voy a pasear.
Entro en el Museo Histórico Nacional, que hoy domingo es gratuito.
En la oficina de turismo me dicen de varios hostels. Me encamino hacia la calle Jose Miguel de la Barra, donde tras una cerveza y un poco de WI-FI, me instalo en el Hostel de la Barra.
Paseo por el Cerro Santa Lucia en la tarde, y tras la cena, por el barrio Lastarria, donde hay un montón de restaurantes.
Hablo un rato con una de mis compañeras de dormitorio. Es estadounidense, y esta aquí para dar clases de ingles. Su primera idea era irse a España, pero los tiempos que corren no ayudan.
El hostel está muy bien pero no me acaba de convencer.
Me levanto y tras el check out, me voy hasta la Plaza de Armas, donde pregunto en el Hostel Plaza de Armas. Está en uno de los edificios que forman la plaza, muy antiguo. La última planta esta totalmente reformada para el hostel. Aquí me quedo. Dejo la mochila y me voy a pasear.
Entro en el Museo Histórico Nacional, que hoy domingo es gratuito.
Caminando paso por el Museo de Arte Contemporáneo que esta abierto y tampoco hoy cobran entrada.
Me encamino hacia el barrio bohemio de Bellavista. Hay un montón de centros culturales, bares y restaurantes, con todas sus fachadas pintadas con murales.
Mote con huesillo. Bebida típica de chile sin alcohol. Un liquido acaramelado con trigo y una especie de pequeño melocotón en cada vaso. Refrescante.
Tras comer algo, emprendo camino hacia el otro lado de la ciudad, hacia el oeste. Acabo en la Plaza Brasil disfrutando de una roda de capoeira.
He averiguado que en el Centro Cultural de España pasan una película dentro del Festival de Cine de Mujeres, El premio. Trata sobre las peripecias de una madre y su hija escapando de la represión durante la dictadura argentina, tras la desaparición del padre.
Un largo paseo nocturno de vuelta al hostel y a dormir.
Centro Cultural de España.
Decido tomarme un autobús hasta mi próximo destino, Valparaíso, en la costa chilena.
Valparaíso
He quedado con María Jose en la puerta del Lider Express de Bellavista, en el medio de Valparaíso.
Me tomo el trolebús y mientras espero a Jose, busco un artesano que me arregle la pulsera que me regalo Fernando en Puerto Mont. Lorna me quita el enganche aparatoso que traía la pulsera y me la cose para la eternidad en mi muñeca. Pasaré en varias ocasiones por el puesto de Lorna, pero no la volveré a encontrar.
Un largo paseo la fantástica Valpo. La ciudad más bonita de las que he conocido. Esta llena de vida, de colores, me recuerda en algún caso a Lisboa. Es un poco sucia, pero creo que eso también le imprime su personalidad.
Hay gente en todos lados, un montón de juventud. La costanera está rodeada de cerros, a los cuales se accede por interminables escaleras o ascensores. Hace unos años llegaron a ser casi treinta, hoy solo funcionan nueve. Viejos cacharros que te transportan a lo alto del gran anfiteatro natural que es Valparaíso y dan una idea de lo que fue la ciudad hace varias décadas.
Una cerveza y cenamos una chorrillana. Patatas fritas, huevos revueltos, carne... todo revuelto. El restaurante es una reliquia, como todo Valpo. Tiene a un par de tipos cantando y tocando guitarra y todas sus paredes y vitrinas están llenas de objetos antiguos, así como de fotos que la gente fue y va dejando. Puedes dejar tus impresiones escritas cualquier lugar del bar donde se pueda escribir. Muy auténtico.
Jose preparándose para atacar la chorrillana.
Me lleva a conocer Horcón, un pequeño pueblo pesquero al norte de Valpo. Paseamos por la playa y nos comemos unas riquísimas empanadas de marisco. La cámara estaba en casa... ¡mal!.
De noche partido Chile vs Uruguay con los amigos de Maria Jose, y como el futbol hace amigos, nos vamos al tercer tiempo, recordando mi glorioso pasado en el rugby jajaja.
Una muy buena noche. Cerveza, risas y un montón de charlas, incluida la del colonialismo. Ahí la remé como pude jaja.
Algún que otro paseo más por la ciudad, disfrutando de sus grafitis y sus pintorescas estampas y unas cervezas nocturnas en la playa me sirven de despedida.
Me levanto temprano para irme hacia Mendoza, Argentina, pero todo cambia cuando al hacer la mochila no aparece por ningún lado el pasaporte. No se si reír o llorar, ¿se puede ser más típico?.
Lo doy por perdido, me voy a Santiago para conseguir uno nuevo en la embajada. Antes pongo la denuncia pertinente en la policía chilena.
Colectivo y de nuevo en Santiago.
Esta vez voy de frente al Hostel Plaza de Armas. Bueno, vamos a asegurarnos. Primer bolsillo de la mochila que reviso y ¡bingo!, el pasaporte. ¿Llorar o reír?. Mañana me voy a Mendoza.
Salir andando de Santiago me lleva cerca de dos horas. Llego a la ruta que va para Los Andes y hacia el paso fronterizo Cristo Redentor.
Una pareja joven.
Otra pareja con sus tres hijas que van a rezar al santuario de Santa Teresita, la pequeña de ellas cayó desde un segundo piso y no se hizo ni un rasguño. Me dan de beber y me ofrecen un bocadillo. Esta claro que no hace falta tener mucho para darlo todo. Rezarán por mi y por mi viaje.
Una familia evangélica. Intentan volver a explicarme como es el tema de Dios. Aunque no nos ponemos del todo de acuerdo, se acordarán de mi en sus oraciones. ¡Imposible que me ocurra nada!. ¡Tengo de mi lado a todo lo divino!.
Un camión me deja a los pies de los Andes. Se dedican a la cría de burros para la producción de charqui. Carne seca y machacada que se come tipo aperitivo, no está del todo mal. Además compran y secan uva.
Otra buena caminata, cosa de una hora cuesta arriba, hasta que me levanta un hombre. Me confiesa que se acaba de fumar un porro, la verdad es que se le perdona... Hace dos días encontró a la chica con la que llevaba varios años con un amigo suyo en su casa. Me deja en la última estación de servicio antes de cruzar la frontera.
La ruta esta en obras. De 07:00 a 20:00 solo se puede pasar de Argentina a Chile. Son las 16:00, así que me queda un buen rato de espera. Se hace más amena hablando con la gente de la estación y comiendo las nueces que hace un rato un hombre me dio al pie de la carretera.
A eso de las 18:00 comienzo a buscar medio de transporte. Después de Varios no, y algún gesto de casi desprecio, debo parecer peligroso y harapiento, vale, harapiento tal vez jajaja (¡no mamá, ando limpio y curioso!), Sebas me dice que me lleva.
Viene de pasar un par de días con una amiga de compras en Santiago.
Entre el tráfico, la espera en la frontera, la parada para comprar cena y repostar, llegamos a Mendoza a eso de las 02:00.
Un viaje muy ameno. Una muy buena conversación con Sebas.