jueves, 14 de marzo de 2013

Tendremos Chile para un tiempo.


Puerto Varas

Con las manos moradas entro en Puerto Varas. Paro a las dos primeras mochileras que me encuentro. Dos españolas, una de ellas de Pola de Siero, menuda puntería. Hablo un poco con ellas y me voy en busca del hostel que me recomiendan.
Con el primero no tengo suerte, pero allá me dicen de otro económico, el Ellenhaus.
Tiene un dormitorio compartido, la cama a 8.000 pesos, con desayuno. Son diez o doce camas, pero solo tres, con la mía, están ocupadas.
Paseo un rato pero llueve mucho. Compro para cenar y escribo el blog. ¡Apuntito de llegar al presente!.
Me levanto sin prisa, me quedo otro día. Largo paseo por el pueblo. Todas las casas se ven viejas. Las hay más y menos cuidadas, pero todas las fachadas son de escamas de madera, al igual que muchos tejados.







Entro en el museo Pablo Fierro. Su cuidador es su fundador y el creador de todo lo allí expuesto, bueno, a excepción de antigüedades varias. Se especializa en dibujar casas antiguas.Un artista.




Me ducho y bajo a desayunar, con el tiempo justo para después preparar la mochila y dejar la habitación casi a las 11:00, hora del check out. Me quedo como una hora usando el WI-FI en la recepción.
A un par de cuadras, pasan los minibuses que me llevarán hasta Puerto Mont, donde hoy me quedaré en casa de Fernando, que ha hospedado a Iosu hace unos días. Mañana se ira de viaje, por lo que he contactado con Erwin por si me quedo algún día más. ¡Viva el Couchsurfing!.

Puerto Mont

Alas 18:15 quede con Fernando en el Mall (centro comercial) La Costanera. Para hacer tiempo paseo un rato, conozco el cementerio y leo en un banco de la costanera.




Me pasará como con el coche, no me acordare nunca de donde he aparcado mis huesos.



Esta región de Chile vive gran medida, de la cría de salmón. Son los segundos por detrás de noruega. Fernando, como muchos otros por aquí, trabaja para el salmón. En la parte administrativa de un órgano que agrupa a muchas empresas salmoniferas.
Me enseña un poco la ciudad y nos vamos a su casa a preparar la cena. Empanadas caseras. Son de carne, y el truco está en picar la carne a cuchillo y el ingrediente chilota, el merken. Es ají ahumado, típico del sur de Chile.



Con dos botellas de vino, y una de pisco sour, estamos cenados. Creo debería y pidiendo una plaza en alcohólicos anónimos para mi vuelta jaja.



Duermo la mañana como un campeón. Espero a Fernando para comer, preparo unos espaghetis riquísimos. Me bajo con el a la ciudad. El se va de viaje, y yo a pasear, quedé a las 18:15con mi nuevo couchsurfer, Erwin.
Recojemos a un Sergio, un amigo de Erwin y nos vamos a su casa. Vamos a comprar y merendamos. Vamos a comprar y cenamos. Aparte de alcohólicos anónimos, ir pidiéndome vez para el nutricionista y plaza en el gimnasio jaja.
Se irán bien temprano, asi que me despido de ellos antes de acostarme.
Cargado con la mochila doy mi último paseo por Puerto Mont.






Mercado del pescado y el marisco.

Decido ir a la isla grande de Chiloe en bus. Por aquí pasa autopista, un royo para hacer dedo. 




martes, 12 de marzo de 2013

Región de los Lagos

Bariloche


Está a orillas del Lago Nahuel Huapi. La ciudad es una consecución de tiendas y más tiendas. De chocolates, de ropa de montaña, alquiler de autos... El verdadero atractivo de la ciudad son sus alrededores, pero la verdad es que no tengo demasiadas ganas de caminar.
Una mujer me ve con cara de "¿y para donde voy?", me indica un par de buenos hostels que están a apenas cincuenta metros. En el primero no le quedan camas, cruzo la calle y el Achalay me estaba esperando con un a cama para mi.
Me pongo a hablar con Patricia, como me gusta ese nombre. Tiene que hacer algunos recados, así que voy con ella y damos un paseo.


Escultura hecha con algún tipo de mimbre.

El camarógrafo está vago, no encuentro nada que me llame la atención. Para más referencias visuales googlear Bariloche jaja.
Hace frío y se ha puesto a llover. El hostel prepara un asado para la noche, me prendo.
Argentinos, suizas, alemanes, un coreano, una francesa... y un español, denominado genéricamente "gallego".
Entiendo más inglés del que esperaba. Una grata sensación. Vino y Fernet Branca para ayudar a la digestión. Lo paso bien, pero no me acaba de atrapar el ambiente. Mañana me voy.
Hago el check out, y mientras espero que se seque la toalla, acabo de escribir una entrada del blogg.
Ando un rato hasta la altura de la estación de autobuses, donde aparco mi mochila en el arcén, y saco a pasear el dedo.
Para un Renault 9, creo. No recuerdo el nombre del tipo. Vive en Viedma. Ha venido a visitar a sus padres, y su madre le ha "regalado" este coche, tan solo debe darle lo que le costo jaja. Para más inri, el está pagando un coche cero kilómetros. Aquí primero pagas el coche, y luego de lo dan.
Decido ir hasta Junín de Los Andes, esta en la parte norte de la ruta de los siete lagos, el atractivo turístico más importante de la zona.
Me quedo en el cruce de la ruta 40 con la 237, en el puente sobre el embalse Piedra del Águila. Por aquí no pasa nadie. El hombre llevaba pizza casera de su madre y me da un par de pedazos.
Tras un buen rato, para un camión que va para San Martín de los Andes. Yo me quedo unos cuarenta kilómetros antes.
Confiesa que no levanta a nadie en la ruta que tenga mala pinta, ¡que bueno que hoy por la mañana me afeite!.
Encuentro el hostel el Reencuentro. El couch que había buscado aquí no me ha contestado, así que me quedo en el hostel. Álvaro está al cargo del hostel, que es de los hermanos de la pareja de su hermana.
Ha muerto Chávez y es lo único que ponen en la tele. Álvaro, Ariel, un huésped, y yo miramos para la tele como tontos.
Desayuno y tras ducharme, dejo la habitación , no sabiendo que voy a hacer hoy. Estoy hablando con Ariel, cuando aparece Álvaro, hoy está de franco y nos propone ir al lago Huechulafquen. Pues para allá que vamos. Agarramos la parrilla del hostel, unos chorizos, pan y un par de cervezas.


Volcán Lanín.



La poca ropa que tenía limpia, ahora huele a hoguera. Pongo una colada en el hostel y me quedo una noche más.
Ariel esta acá de vacaciones, y vino con una amiga que tiene la intención de quedarse a vivir en San Martín de los Andes. Allí tiene empieza hoy a trabajar. A las 09:00 pasamos a recogerla, se queda en casa de un amigo. Fernanda es guapa y habladora, muy habladora jaja.
Ariel se va hacia el sur, a conocer Bariloche. Después de pasar el día por San Martín, haremos la ruta de los Siete Lagos hasta Villa La Angostura.

San Martín de los Andes

Dejamos a Fernanda en la tienda donde estará de prueba hoy viernes y mañana. A la una comeremos con ella.
Ariel y yo, subimos hasta un mirador desde el que se ve todo el pueblo y el lago Lacar. En invierno debe ser impresionante toda esta zona.



Nos reímos un rato comiendo los tres juntos. Intento a ver si hay manera de quedarme a vivir con Fernanda en San Martín, pero nada. Habrá que seguir viajando jaja.

Villa La Angostura

Hasta llegar aquí por la ruta de los Siete Lagos, pasamos un montón de miradores, en algunos paramos y otros nos los saltamos, más cuando soy incapaz de controlar mi sueño y me duermo.
Los paisajes son bonitos, pero nada llama la atención de mi cámara. Otra vez que tendréis que buscar fotos en Google.
Peleándose con el GPS, y con un copiloto nefasto, Ariel es capaz de llegar al hostel que hemos elegido, Hostel la Angostura.
Villa La Angostura es su calle principal llena tiendas y restaurantes y poco más. Paseamos la calle un par de veces y de vuelta al hostel. Cervecitas, de las de litro, y ya con hambre vamos a un resto a cenar.
Un poco de internet y para la cama.
Ariel se va para Bariloche, mi destino será Puerto Varas, en Chile.
Nos despedimos, vamos en direcciones opuestas, ni un metro me puede acercar en coche. Me lo tomo con calma para salir. Llueve mucho.
Me impermeabilizo, y a la calle. Nadie para, no se apiadan de mi. Más de una hora hasta que un hombre con su bebe, me sacan del pueblo.


Me han dejado en una marquesina de autobús. Está del otro lado, pero por lo menos puedo dejar la mochila.
Me toca un camión. Jaime lleva un par de furgonetas a Santiago de Chile. Quiere llegar mañana antes de que su hija pequeña se vaya para la universidad.
Gran parte del paisaje fue arrasado por las cenizas del volcán Puyehue en el 2011, y esta se ve por todos lados.
Paramos a comer en un pequeño restaurante en Puyehue, ya en tierras chilenas. Nos reímos un montón con la juerga que tienen las mujeres.
Pruebo la cazuela chilena. Una especie de sopa con arroz, vegetales y carne. Primero se bebe la sopa y luego los tropezones. Muy rico y tradicional.
Con la panza llena, volvemos a la ruta. Osorno será mi destino, allí Jaime se desvía a Santiago. Yo voy en sentido contrario por la ruta 5, que es una autopista, por lo que cuesta que pare alguien.
Por fin paran unos chicos que hoy empezaron la universidad. Van solo los sábados, es un plan para trabajadores. Hasta Purranque puedo ir con ellos, allí pasa enseguida un bus que no dudo en tomar.
No sale de la autopista, así que un paseíto de unos veinte minutos, diez de caminar y diez de comer moras, hay a patadas y me planto en Puerto Varas.



lunes, 11 de marzo de 2013

Primera toma de contacto con los Andes.

Parque Nacional Los Alerces


Mochila al hombro, algún día la pesare. Deberíais saber que de Raíces Nuevo salí con una mochilita de tan solo 40 litros. Era increíble, pesaba poco, abultaba menos... Pero llegó el ansia de consumo, la zona franca de Punta Arenas me nublo la mente. La verdad es que con la tienda de campaña y el saco que tenía no podría haber subido a Torres del Paine.
Al primer coche que pasa me levanta. Va para Trevelin, ha de dejarme en el cruce pero se nos va la olla y acabamos en Trevelin. De enfrente de la estación de servicio, sale una ruta hacia el parque. Es la misma que va hacia Cholila y enlaza con la ruta 40. Para intentar disculparse por el despiste, me dice que pasan muchos coches, que enseguida me levantaran, jaja.
Creo que ando cosa de una hora. Una media de coche por cuarto de hora. Finalmente me levanta un encargado de las obras de mejora de la ruta 71. Con él entro en el parque y... ¡no pago entrada!.
Me informo de los campings libres del parque y me voy para el lago Fatulaufquen. Como tranquilamente, me doy un baño e incluso una pequeña siestecilla.


Hecho a andar hasta la zona de acampada libre Cascada Irigoyen. Hace un poco de viento , pero el lugar es increíble. Un par de horas leyendo en la playa pedregosa y voy en busca de un lugar para dormir.



Mi butaca para leer.

Elijo lugar y me acerco a hablar con Manuel, un campista. Entre charla y charla, me invita a cenar con el. Arroz con queso y una salsa de tomate casera riquísima. Le encanta este lugar, aquí pasa sus dos semanas de vacaciones.


La noche esta increíble, así que decido no montar la carpa y dormir bajo las estrellas. Apenas me meto en el saco, varios pares de ojos quedan inmóviles, mirándome al reflejarse la luz de mi linterna en ellos. Calculo que serán gatos, esperemos.
Amanezco vivo y con la nariz, que era lo único que asomaba del saco, intacta. Desayuno y me preparo.
Sale Manuel de su tienda y me convida a unos mates. Nos despedimos deseándonos suerte y salgo a la polvorienta ruta.


Voy con una pareja mayor, hasta el aparcamiento de la pasarela del Río Arrayanes. Si bien solo había dos caminos, elegimos el incorrecto. Tras unos minutos me percato de ello y se lo hago saber a la pareja. El camino esta bastante complicado. Dan la vuelta y me despido de ellos.
Sigo el sendero y acabo en el camping Lago Verde, que se ubica a orillas del lago que le da nombre.


Y a la ruta, y a caminar. Llego al inicio del sendero al Mirador del Lago Verde. Para allá que voy. Es una caminata muy corta, apenas una hora.


Esto se veía mirando hacia atrás, no son ovejas voladoras jaja.



Un pescador me lleva hasta Rivadavia, pero antes tenemos que parar para desinfectarnos. No pasa nada, es solo el alga Didymo, que esta extendiéndose por los lagos del parque, e intentan que no salga de aquí. Me preguntan si llevo algo que haya estado en contacto con el agua, todo yo y mi botella de agua jaja. Que no tire el agua de la botella en ningún lado. Me la beberé entonces.
Al pescador le limpian la caña de pescar, los anzuelos y las chanclas (ojotas para los argentinos).
Camino salida del pueblo, y un coche destartalado con la gente de una obra me levanta hasta Cholila.
La cuesta de salida del pueblo cuesta, a ratos parece que llevo un saco de cemento al hombro.
Y otro coche. Y unos kilómetros que le muerdo a la ruta. Y otra espera en el arcén. Y más coches que no paran. Y uno que si. De esta hasta Epuyén.

Epuyen

En ningún momento había pensado pasar aquí la noche, pero los tres últimos conductores me lo han recomendado.
En la oficina de turismo me dicen que no hay lugar para acampada libre. Pues nada, a pagar. 
De la que me acerco al pueblo, información esta en el cruce de entrada, me pongo a hablar con Matias. Esta construyendo con adobe y otras técnicas de permacultura con unos amigos. Entramos en el super, yo a por comida y el a por harina para uno de los engrudos que usan en la construcción. Nunca lo había visto.
Para el camping hay como siete kilómetros. Me levanta Patricia, Pato, en el Pueblo. Me dice que en Predio de Artesanos debería de poder montar la carpa sin problema. Este esta dentro del Parque Municipal Puerto Bonito y hasta la entrada llegamos para preguntar. Que me digan que no ya da rabia, pero que la pobre moza no se lo ocurra más que, tras el no, decirnos que el otro día si dejo a unas autocaravanas quedarse, por que lo tienen todo, eso a mi me molesta , pero a Pato realmente le indigna.
Me deja a la puerta del camping Refugio del Lago. Otra noche increíble, no monto la tienda de campaña.
Tan solo me despierta una pelea de gatos, y un par de vueltas para reacomodar los huesos, el suelo esta duro.


Mi humilde morada.

Hoy es 28 de febrero, se acaba otro mes.
Me conecto un poco a internet, y me voy a pasear al Lago Epuyén.
El agua es increíblemente cristalina. Hecho a caminar por la ruta del Chalet. Acaba en un chalet abandonado, a escasos metros de un playa preciosa. No puedo resistirme y me pego un baño y una sesión de secado al sol como mi madre me trajo al mundo.



Hay que insinuar un poco...

Camino de la ruta hablo con Hernan. Tiene ventitres años y espera su segundo hijo. Llevara el nombre de su hermano, que estuvo a punto de morir por un accidente hace unos años. Eduardo le puso Hernan a su primer hijo varón.
He conseguido un sofá en El Bolsón, hasta donde llego con una familia. 

El Bolsón, Puelo.

Mientras tomo una cerveza artesanal, me pongo en contacto con León, el me hospedara en Puelo, a unos kilómetros al sur. Tomo un bus que me deja a una cuadra de su casita.


Cenamos unas pizzas muuy ricas en la cervecería El Bolsón, la misma en la que espere ayer, y después nos tomamos algo en un pub donde, mira tu que casualidad, hablo con dos chicas reguapas. Las dos se llaman como mi madre y mi hermana. ¿Alguna Julia fea?.
León esta en época de cambios. Ha dejado sus trabajos y hoy tiene la última reunión de uno de ellos. Voy con el a El Bolsón, y tras su reunión nos vamos caminando hasta La Cabeza del Indio.
A la entrada, un hombre me para y me dice que he de pagar seis pesos en concepto de seguro, ¿eh?.
Por tres veces le tengo que preguntar si es obligatorio para que me diga claramente que no. Creo que no le he caído demasiado bien.


Esta noche me toca preparar la cena. He de decir, con cierta vergüenza, que va a ser la primera vez en el viaje que cocine algo medio elaborado. Somos dos a cenar y a ambos nos parece que el cous cous con pollo ha quedado genial. 


Mañana nos vamos al monte. Pero para cuando nos vamos a la cama, hemos decidido salir en el bus de las 13:00, para el de las 08:00 nos vana faltar horas de descanso.

Nuestro destino es el refugio Hielo Azul. Esta a 1.300 metros de altitud. Llegamos tras unas cinco horas de caminata. León parece que desayuno poco, pero no tira la toalla y a eso de las 19:00 llegamos al refugio.
Construido completamente con la madera del lugar, es un lugar cálido y acogedor. pero yo llevo la tienda de campaña, así que me conformo con mi cálido saco de dormir.
Un poco más arriba esta el Glaciar Hielo Azul, y estoy decidido a ver amanecer allá. Suena el despertador a las 05:30, y en diez minutos estoy andando.
La noche esta totalmente despejada y hay una gran luna menguante. Gran parte de la caminata la hago con el frontal apagado. No sin algún que otro contratiempo, consigo llegar a orillas de la laguna formada por el deshielo del glaciar. A la bajada, con la luz del día, me daré cuenta de que lo que en el mapa aparecía como "trepadita facil", realmente lo era, y no lo que hice yo a las 06:00 de la mañana.





Llegada al refugio Hielo Azul.



Amanecer a los pies del glaciar.





Refugio Hielo Azul.

Justo a mi vuelta de la expedición vespertina, sale León del refugio. Desayuna, hacemos las mochilas y nos vamos.
Llegamos hasta el refugio Natación, donde nos convidan a unos mates. Dejamos las mochilas y nos vamos a dar una vueltilla por ahí (¡¡en tu honor Iosu!!jaja). Comemos y hasta una siestecilla cae.
El camino hasta en refugio Cajón Azul, es un autentico camino de cabras. Menos mal que es cuesta abajo. Kilómetros de pendientes y escalones, la vegetación se come la senda. Una tortura.
Llegamos al Río Azul, que tendremos que seguirlo un rato hasta llegar al refugio. La primera poza que veo y no me puedo resistir. León sigue hasta nuestro destino, yo me dejo atrapar por las aguas frías y cristalinas.






Puente de paso al refugio. La separación entre ambos lados es muy poca, pero debajo te esperan unos treinta metros de caída. 

Jugamos unas escobas, cenamos y nos ponemos a hablar con Lucia, checa, y Timote, francés. Unos vinos de mamajuana a cincuenta pesos el litro. De tarde preparamos madera para una hoguera, así que la encendemos y nos sentamos los cuatro alrededor. Como siempre, el fuego imnotiza a todo aquel que se deje atrapar por sus sinuosos movimientos. Me quedo un rato a solas con el fuego y me meto en la tienda de campaña. Un día más.
Volvemos sin prisa hacia El Bolsón. Paramos a comer el pan casero que compramos en el refugio, en La Playita, un camping que está a mitad de camino.
En las subidas, a León le falta octanaje, yo aprieto y no pierdo ritmo, hay que sudar la camiseta jaja.
Remiss compartido con una pareja, ella aragonesa, afincada en Suiza desde hace muchos años, y el suizo.
Mi última noche en Puelo. Le toca cocinar a León. Pasta con queso y a la cama.
Un bus hasta El Bolsón, y un médico oftalmólogo me lleva hasta Bariloche. Fernando es de Buenos Aires, pero el, su mujer y sus dos hijos se vinieron a Bariloche hace algo más de un año. Pasamos el viaje hablando y me da su correo. Cualquier problema que lo avise. Tiene que recoger a uno de sus hijos en un rato, así que se ofrece y me da un pequeño tour por la ciudad. Ah, y no me cobra las consultas oftalmológicas jaja.