Está a orillas del Lago Nahuel Huapi. La ciudad es una consecución de tiendas y más tiendas. De chocolates, de ropa de montaña, alquiler de autos... El verdadero atractivo de la ciudad son sus alrededores, pero la verdad es que no tengo demasiadas ganas de caminar.
Una mujer me ve con cara de "¿y para donde voy?", me indica un par de buenos hostels que están a apenas cincuenta metros. En el primero no le quedan camas, cruzo la calle y el Achalay me estaba esperando con un a cama para mi.
Me pongo a hablar con Patricia, como me gusta ese nombre. Tiene que hacer algunos recados, así que voy con ella y damos un paseo.
Escultura hecha con algún tipo de mimbre.
El camarógrafo está vago, no encuentro nada que me llame la atención. Para más referencias visuales googlear Bariloche jaja.
Hace frío y se ha puesto a llover. El hostel prepara un asado para la noche, me prendo.
Argentinos, suizas, alemanes, un coreano, una francesa... y un español, denominado genéricamente "gallego".
Entiendo más inglés del que esperaba. Una grata sensación. Vino y Fernet Branca para ayudar a la digestión. Lo paso bien, pero no me acaba de atrapar el ambiente. Mañana me voy.
Hago el check out, y mientras espero que se seque la toalla, acabo de escribir una entrada del blogg.
Ando un rato hasta la altura de la estación de autobuses, donde aparco mi mochila en el arcén, y saco a pasear el dedo.
Para un Renault 9, creo. No recuerdo el nombre del tipo. Vive en Viedma. Ha venido a visitar a sus padres, y su madre le ha "regalado" este coche, tan solo debe darle lo que le costo jaja. Para más inri, el está pagando un coche cero kilómetros. Aquí primero pagas el coche, y luego de lo dan.
Decido ir hasta Junín de Los Andes, esta en la parte norte de la ruta de los siete lagos, el atractivo turístico más importante de la zona.
Me quedo en el cruce de la ruta 40 con la 237, en el puente sobre el embalse Piedra del Águila. Por aquí no pasa nadie. El hombre llevaba pizza casera de su madre y me da un par de pedazos.
Tras un buen rato, para un camión que va para San Martín de los Andes. Yo me quedo unos cuarenta kilómetros antes.
Confiesa que no levanta a nadie en la ruta que tenga mala pinta, ¡que bueno que hoy por la mañana me afeite!.
Confiesa que no levanta a nadie en la ruta que tenga mala pinta, ¡que bueno que hoy por la mañana me afeite!.
Encuentro el hostel el Reencuentro. El couch que había buscado aquí no me ha contestado, así que me quedo en el hostel. Álvaro está al cargo del hostel, que es de los hermanos de la pareja de su hermana.
Ha muerto Chávez y es lo único que ponen en la tele. Álvaro, Ariel, un huésped, y yo miramos para la tele como tontos.
Desayuno y tras ducharme, dejo la habitación , no sabiendo que voy a hacer hoy. Estoy hablando con Ariel, cuando aparece Álvaro, hoy está de franco y nos propone ir al lago Huechulafquen. Pues para allá que vamos. Agarramos la parrilla del hostel, unos chorizos, pan y un par de cervezas.
Volcán Lanín.
La poca ropa que tenía limpia, ahora huele a hoguera. Pongo una colada en el hostel y me quedo una noche más.
Ariel esta acá de vacaciones, y vino con una amiga que tiene la intención de quedarse a vivir en San Martín de los Andes. Allí tiene empieza hoy a trabajar. A las 09:00 pasamos a recogerla, se queda en casa de un amigo. Fernanda es guapa y habladora, muy habladora jaja.
Ariel se va hacia el sur, a conocer Bariloche. Después de pasar el día por San Martín, haremos la ruta de los Siete Lagos hasta Villa La Angostura.
San Martín de los Andes
Dejamos a Fernanda en la tienda donde estará de prueba hoy viernes y mañana. A la una comeremos con ella.
Ariel y yo, subimos hasta un mirador desde el que se ve todo el pueblo y el lago Lacar. En invierno debe ser impresionante toda esta zona.
Nos reímos un rato comiendo los tres juntos. Intento a ver si hay manera de quedarme a vivir con Fernanda en San Martín, pero nada. Habrá que seguir viajando jaja.
Villa La Angostura
Hasta llegar aquí por la ruta de los Siete Lagos, pasamos un montón de miradores, en algunos paramos y otros nos los saltamos, más cuando soy incapaz de controlar mi sueño y me duermo.
Los paisajes son bonitos, pero nada llama la atención de mi cámara. Otra vez que tendréis que buscar fotos en Google.
Peleándose con el GPS, y con un copiloto nefasto, Ariel es capaz de llegar al hostel que hemos elegido, Hostel la Angostura.
Villa La Angostura es su calle principal llena tiendas y restaurantes y poco más. Paseamos la calle un par de veces y de vuelta al hostel. Cervecitas, de las de litro, y ya con hambre vamos a un resto a cenar.
Un poco de internet y para la cama.
Ariel se va para Bariloche, mi destino será Puerto Varas, en Chile.
Nos despedimos, vamos en direcciones opuestas, ni un metro me puede acercar en coche. Me lo tomo con calma para salir. Llueve mucho.
Me impermeabilizo, y a la calle. Nadie para, no se apiadan de mi. Más de una hora hasta que un hombre con su bebe, me sacan del pueblo.
Me han dejado en una marquesina de autobús. Está del otro lado, pero por lo menos puedo dejar la mochila.
Me toca un camión. Jaime lleva un par de furgonetas a Santiago de Chile. Quiere llegar mañana antes de que su hija pequeña se vaya para la universidad.
Gran parte del paisaje fue arrasado por las cenizas del volcán Puyehue en el 2011, y esta se ve por todos lados.
Gran parte del paisaje fue arrasado por las cenizas del volcán Puyehue en el 2011, y esta se ve por todos lados.
Paramos a comer en un pequeño restaurante en Puyehue, ya en tierras chilenas. Nos reímos un montón con la juerga que tienen las mujeres.
Pruebo la cazuela chilena. Una especie de sopa con arroz, vegetales y carne. Primero se bebe la sopa y luego los tropezones. Muy rico y tradicional.
Con la panza llena, volvemos a la ruta. Osorno será mi destino, allí Jaime se desvía a Santiago. Yo voy en sentido contrario por la ruta 5, que es una autopista, por lo que cuesta que pare alguien.
Por fin paran unos chicos que hoy empezaron la universidad. Van solo los sábados, es un plan para trabajadores. Hasta Purranque puedo ir con ellos, allí pasa enseguida un bus que no dudo en tomar.
No sale de la autopista, así que un paseíto de unos veinte minutos, diez de caminar y diez de comer moras, hay a patadas y me planto en Puerto Varas.
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